TEXTO BÍBLICO: Juan 3:16-17.
Muchas personas pagan un alto precio para poder obtener en esta tierra las cosas materiales tales como: un auto, una casa, comodidades dentro del hogar, estudio, vestidos, alhajas, entre otros; pero el hombre por mucho que se esfuerce y por mucho dinero que tenga, jamás podrá comprar la salvación, pues el costo es demasiado grande, y el hombre no tiene absolutamente nada que ofrecerle a Dios para poder adquirirla. Solamente el precio que pagó Jesucristo, en la cruz del calvario, derramando su preciosa sangre, pudo satisfacer la demanda que nuestro Padre celestial pedía por obsequiar la salvación al hombre.
El termino Salvación equivale a “Rescate”, e implica liberar a una persona de la esclavitud de alguien, o de algo, ya sea un sistema o una situación que lo oprime quitándole su libertad. Podemos decir entonces que la salvación es la obra redentora de Cristo Jesús en la cruz del calvario, derramando su sangre preciosa sangre, para liberar al hombre de la esclavitud del pecado, librándolo de la condenación eterna, dándole un puesto de honor como hijo de Dios.
También la palabra salvación significa seguridad, preservación, sanidad y firmeza. Es por ello que cada uno de nosotros como hijos de Dios, debemos valorar el costo de la salvación que pagó Cristo Jesús en la cruz del calvario. Pues es un regalo de amor provisto por Dios, para el hombre: “Porque de tal manera amó Dios a mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Veamos en esta lección que nos dice la Biblia del pecado, y la solución a este mal a través de la Salvación provista por Dios al hombre:
I. EL PECADO IMPIDE LA SALVACIÓN DEL HOMBRE:
La REALIDAD del Pecado:
El pecado es uno de los temas principales de la Biblia, puesto que es real en el hombre, por causa de su desobediencia a Dios (Romanos 3:23).
El pecado no es el resultado de la superstición (agüero) ni de la falta de educación, sino el resultado de los seres humanos que viven en contraposición a las leyes de Dios (Romanos 8:7-8).
Las trágicas consecuencias del pecado se informan en los diarios, en la radio y por otros medios masivos de comunicación, lo cual indica la necesidad del hombre de tener a Jesucristo como Salvador (Juan 3:17).
Los seres humanos son egoístas y rebeldes por naturaleza, y es por eso que el pecado es una realidad que el hombre enfrenta a diario, producto de su naturaleza corrompida. Lo cual permite que el hombre no se escape de los efectos que produce el pecado.
El origen del pecado:
Todo comenzó cuando una criatura angelical llamada Lucero (portador de luz), condujo una malvada rebelión en contra de Dios en el cielo, en un intento alocado de Destronar al Todopoderoso (Isaías 14:12-14).
Aunque esta traición que el adversario propició contra Diosfracasó, pues Dios lo expulsó del cielo, junto con los ángeles que también se habían rebelado. Sin embargo introdujo, en el universo un elemento malvado llamado pecado (Ezequiel 28:14-15).
Lucifer se degeneró hasta convertirse en el diablo (adversario) y se convirtió, por lo tanto, en la fuente y el poder del pecado. Arrastrando consigo a una multitud de ángeles que apoyaron su rebelión (Ezequiel 28: 16-18).
Este mismo ángel que se rebeló contra Dios pecando contra la santidad del Altísimo, fue el mismo que incitó al hombre a rebelarse también en contra de su creador, para que éste introdujera el pecado al mundo (Génesis 2:16-17; 3:1-6).
Satanás en su intento por destruir la obra más magna y sublime de Dios, el hombre, le propuso a nuestros primeros padres – Adán y Eva – que siguieran el mismo camino de rebelión y se declarasen independientes de la Voluntad Divina, apartándose de sus planes. Siguiendo alocadamente el sendero del pecado (Génesis 3:6).
Fue así como Adán permitió que el pecado entrara al mundo, contaminando así toda la creación, y a todo el género humano.
La naturaleza del pecado:
En el idioma original con el cual se escribió el Antiguo y Nuevo Testamento – griego arameo y hebreo – encontramos palabras muy expresivas para describir el acto de pecar contra Dios. examinemos algunos términos:
Las consecuencias del pecado:
Dios le había advertido a Adán sobre las trágicas consecuencias de seguir el camino de la desobediencia (Génesis 2:17). Pero el hombre hizo todo lo contrario a la voluntad de Dios, ignorando a la advertencia divina, por lo cual comió del fruto prohibido. Al hacer tal acto de rebelión, el hombre solo podía esperar las consecuencias advertidas por Dios:
Es por eso que el hombre necesita urgentemente de alguien que lo pueda librar del pecado y la condenación. Y Dios en su infinita misericordia le proveyó al hombre, ese alguien, un salvador, EL SEÑOR JESUCRISTO. Y es necesario que todo hombre le reciba en su corazón como su Único y Suficiente Salvador, pues es un regalo de amor, por parte de Dios al hombre: “Porque la paga del pecado es muerte, mas el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
II. PASOS FUNDAMENTALES PARA RECIBIR LA SALVACIÓN:
Ahora que usted ha conocido las consecuencias del pecado, y reafirmando su devoción, fe y entrega a Cristo Jesús. Es importante que conozca los pasos fundamentales para recibir la salvación. Recuerde que la salvación es la obra hecha por Jesucristo en la cruz del calvario, el cual derramó su preciosa sangre, para que todo el que le reciba en su corazón recibiera perdón de pecados y vida eterna. Con esto se muestra el amor de Dios a la humanidad al regalar a su propio Hijo para que fuera el sustituto del pecado del hombre. Por lo tanto los pasos para recibir la salvación son los siguientes:
Ningún ser humano puede ser libre de la maldición del pecado, si antes no tiene conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo (1 Timoteo 1:3-4).
Muchos son los caminos que el hombre transita para conocer a Dios, pero solo existe un camino que conduce a la Salvación (Juan 14:6). La gente conoce de Jesucristo a través de la predicación del Santo Evangelio (Buenas Nuevas de Salvación)
Dios diseñó un plan perfecto, para que usted lo disfrutara. Y es la bendición de ser Salvo de la condenación. El evangelio es anunciado para salvación a todo aquel que cree en el Señor Jesucristo.
Creer en el plan de salvación, es depositar toda nuestra confianza en Dios. Estando completamente seguro de que Jesucristo vive dentro de mi corazón.
Es necesario confesar que Jesucristo es el único quien puede ofrecer la salvación, pues sólo él es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5). Para poder confesar el plan de salvación, es indispensable arrepentirme de todos mis pecados y confesarlos al Señor Jesucristo (Proverbios 28:13).
Para cuidar la salvación es necesario lo siguiente:
III. RESULTADOS PODEROSOS DE LA SALVACIÓN:
El perdón que otorga Jesucristo hace que toda cadena generacional se rompa; desde Adán, hasta nuestros padres, pues ya somos libres de la potestad del mal: “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Colosenses 1:14).
Esto no da el privilegio de ser herederos de las bendiciones y las promesas que Dios tiene en su Palabra para cada uno de nosotros. Teniendo en cuenta que es por su gracia soberana y no por meritos que hayamos hecho (Gálatas 4:4-7).
Cambiamos totalmente porque la sangre de Cristo se lleva toda contaminación de pecado que había en nuestra vida, y comenzamos a experimentar un nuevo estilo de vida: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
CONCLUSIÓN:
Siendo conscientes de los privilegios otorgados por Cristo al concedernos la Salvación, es importante que cuidemos con muchos celo lo que Dios en su infinita misericordia ha hecho por nosotros. De lo contrario tendremos que sufrir grande pérdida, al quedar expuestos a la condenación, fuera de la Maravillosa Salvación.
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